Julia vio a su nieta entrar corriendo por
casa. Consiguió interceptarle en el pasillo, tropezando. Alicia le sonrió y le dio
un abrazo y un beso, para el que Julia tuvo que agacharse más de lo que hubiese
querido. Alicia tenía tan solo cinco años, mientras que su abuela tenía casi
noventa.
A los pocos segundos Pablo y Marta hicieron
su aparición, considerablemente más fatigados que su hija al subir a un tercer
piso. Tras media hora y un café descafeinado desaparecieron por donde habían
hecho aparición para acudir al teatro. Julia se encargó de recoger las tazas y
fue a buscar a su nieta antes de empezar a preparar la cena.
Alicia seguía sentada donde se había colocado
nada más entrar: en el viejo sofá de Eugenio. La abuela contempló a su marido y
se preguntó si él habría estado igual de perdido que ella en esta situación.
Probablemente sí. Eran dinosaurios para sus nietos. Qué coño, hasta los padres
eran dinosaurios para Alicia.
- ¡Mira, abuela! - Alicia mostró la pequeña
pantalla que tenía en sus manos. Era evidente el esfuerzo de sujetarla con esas
manos tan pequeñas. La abuela acercó la cara a la pantalla al tiempo que se
ajustaba las gafas. Un desfile de colores y formas conformaban la pantalla,
salpicadas de textos que no alcanzaba a ver antes de que desapareciesen tras
formarse. Tras unos segundos en los que su nieta la estuvo contemplando en
busca de aprobación, Julia dijo lo único que se le ocurrió que podía tener
sentido para tantos colores danzando por la pantalla:
- Muy bonito, cariño, ¿es un juego?
- ¡Claro! - Alicia colocó la pantalla en su
regazo y siguió jugando - ¿Ves? Ahora hago...esto. Mira, abuela. - mencionó
varias veces el nombre del juego. Probablemente en inglés, porque no he
entendido nada, pensó Julia.
- Vaya...lo haces muy bien - tras unos
segundos de mirar la pantalla junto a su nieta - ¿Te enciendo la tele mientras
hago la cena?
- No, estoy jugando.
- Vale, cariño. Voy a hacer una sopa, que
hace frio.
Julia entró en la cocina de nuevo, y pensó:
“Totalmente pérdida, fuera del mundo que ha
avanzado sin nosotros. ¿Se sentirán todos los demás igual?”
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