Es curioso cómo los autores de
ciencia ficción han sabido ver de algún modo un posible futuro y han escrito
relatos sobre ello. Al menos sobre algunos productos
y servicios que antes no existían en la época en que fueron escritos.
Lo cierto es que parece que
existe una relación entre la ciencia ficción y las empresas y la necesidad de
satisfacer algún servicio. Aunque la ciencia ficción suele llegar algunos
añitos antes.
¿Cuántos antes? Pues habrá que
plantearse cuándo empezó eso de la ciencia ficción y el sistema empresarial.
Si tomamos la primera obra de
arte puramente inventada pero relatada del modo más realista para la época
tenemos que trasladarnos al siglo II, donde nos encontramos a Luciano de
Samóstata (125-192) escribiendo “Relatos verídicos”, una sátira de los clásicos
relatos de viajes donde podemos encontrar nada menos que ¡un viaje a la luna y una
batalla interestelar!
Si preguntas a alguien por la
calle sobre el primer relato de ciencia ficción probablemente te hable de “Frankenstein
o el moderno Prometeo” de Mary Shelley, publicada en 1818, y si preguntas sobre
empresas los libros de texto hablarán sobre Compañia Holandesa de las Indias
Orientales (1621) cuando en realidad el Imperio Romano ya usaba conceptos de
estrategia comercial y marketing de campañas catalogables como conceptos
empresariales modernos (aplicados a la época, por supuesto).
¿Por qué nos quedamos sólo con
lo “moderno”?
Nos sigue resultando curioso
cómo el relato de Mary Shelley se adelanta a la electricidad, y de cómo Luciano
de Samóstata aún no ha visto cumplida su “premonición” de una guerra
interestelar (aún) pero sí la llegada del hombre a la Luna y los cohetes a
reacción.
No son pocos los historiadores
que creen firmemente que la ciencia ficción se convertirá en ciencia con el
paso del tiempo bajo algunas condicones. Y que es sólo cuestión de eso: de
tiempo.
Veámoslo del siguiente modo:
si a alguien del medievo le dijeses que ahora (en el año 2013) tenemos
dispositivos que nos permiten hablar y vernos desde una punta a otra del
planeta te hubiese mirado fijamente y, quizás antes de plantearse la
posibilidad (totalmente comprensible) de que estás loco, habría preguntado:
“¿Planeta?”
Tal es nuestro desconocimiento
sobre los productos que se darán en el
futuro. No sólo no sabemos lo que nos traerá la tendencia, sino que no
somos ni siquiera capaces de ver de qué tendencia estamos hablando, porque al
parecer si no eres escritor de ciencia ficción ni te lo imaginas.
Y os haréis una idea de todo
lo que nos queda por descubrir, y del potencial que tenemos para la generación
de nuevos productos y servicios.
Algunos ejemplos de literatura
precursora:
“From Earth to Moon”
El cohete.
“El mundo se libera”
Predicción de la bomba atómica
con 30 años de antelación. Inclusive enfermedades acarreadas por la detonación
nuclear.
“London Times”
Se escribe de Internet tal
cual lo usamos hoy en día (en 1904).
“Ralph 124C 41+”
Se describe el radar de un
modo totalmente técnico 24 años antes de su creación.
El videochat, llamado
“telephot” en la novela.
“2001: Odisea del
Espacio"
Los periódicos entran en
obsolescencia debido al uso de lo que hoy llamaríamos ordenador conectado a
internet, y a lo que el autor llamó “texto noticioso”.
“Mirando hacia atrás”
Se plantea la idea de la
tarjeta de crédito más de 100 años antes de su creación.
Pero esto es literatura que
lleva ya algún tiempo entre nosotros y que ha dado muestras de acierto con el
presente. Podríamos coger alguna más reciente y preguntarnos: ¿Será así?
“Carbono alterado”
La memoria se copia en una
pila bajo el cerebelo. La muerte toma un nuevo significado al estar nuestra
consciencia almacenada en un cartucho blindado y protegido incluso contra
disparos directos. Titular: “Consiguen
implantar falsos recuerdos en la memoria mediante técnicas de sugestión”
“The surrogates”
Vivir a través de un robot de
modo que nosotros permanecemos sentados en casa tranquilamente mientras
“sentimos” que paseamos por la calle.
“¿Sueñan los androides con
ovejas eléctricas?”
El trabajo mecánico se lleva a
cabo por autómatas humanoides.
Como conclusión debo recalcar
que debemos formar tanto a técnicos como a directivos no sólo en marketing,
estrategia y dirección de empresas, sino en precursores reales (empresas) como precursores literarios
de las obras de ciencia ficción. No sólo
de cara a los nuevos productos, sino de cómo estos nuevos productos afectarán a
la ética de nuestros negocios.
Aunque si tenemos que tomar
algo por seguro es que los nuevos productos vendrán de la mano de la tecnología
y el avance científico. Y curiosamente Google no devuelve nada coherente con la búsqueda "ciencia ficción y empresas". Quizá haya un segmento del mercado sin explorar ;)
¿Cuál crees que será el
siguiente invento que venga de la ciencia ficción?
¿Es la ciencia ficción un indicativo de hacia dónde iremos?
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