Mudanza a Blog de Pensamiento lateral

sábado, 28 de diciembre de 2013

LAS PALABRAS ROTAS

Sabía perfectamente lo que ocurriría después. Era completamente consciente de lo que acaecería a cada segundo tras aquellas palabras. Del orden y de cada uno de los factores implicados que cobrarían vida después. Prácticamente era capaz de ver cómo las sombras se deslizaban antes de que los objetos que las provocarían lo hiciesen.

En mitad de la quietud del silencio pudo verlo todo. Todas y cada una de las partículas de polvo que se apartarían mientras ella se desplazaba a toda velocidad mientras se marchaba, estando aún quieta donde él la había dejado detenida en el tiempo. Y las lágrimas de dolor que aún no habían brotado. Cada una de las palabras parecían contadas y conocidas antes de ser pronunciadas, y, sin embargo, aún no se había anunciado nada.

Se recordó a sí mismo con la esfera de rodamiento en la mano, unas horas antes. Si era lanzado de un modo específico y conocido, entonces la reacción era, del mismo modo, conocida. Cada golpe, sonido y vibración, el modo en que la esfera de titanio giraría sobre sí misma al golpear un objeto solo perceptible por las irregularidades de su superficie. Y el reflejo sobre la misma en función del ángulo en que te asomases a ella.

Podía ver cada reacción, cada músculo, cada silencio vacío y todas las palabras entre medias. Cada pestañeo inconsciente sería contemplado mucho antes de haberse producido.

"Cuando tu objeto de estudio ha sido analizado durante tanto tiempo, la precognición basada en el conocimiento se puede calcular con imposibles fórmulas en tu cerebro de un modo natural e inconsciente. Mucho mejor que lo que podrías decir sobre ti mismo."

Y el tiempo avanzó, arrastrado por las primeras palabras, en la dirección en la que debía. Hacia el dolor y las lágrimas amargas, hacia las palabras quedas que rompían y construían el silencio a su alrededor, a las partículas de polvo que desplazaba con sus movimientos. Pestañeos inconscientes perfectamente catalogados mientras los labios conocidos erigían las detestadas palabras conocidas de antemano, conocidas mucho antes de ser pronunciadas.

Y contempló cómo se alejaba, desplazando las partículas de polvo.

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