Miedo y duda. ¿Cuántas veces
nos hemos planteado si seríamos capaces de realizar alguna tarea? Nos la hayan
asignado o no.
En ocasione en el mundo
laboral vemos delegaciones de responsabilidad como disparos que pasan demasiado cerca de nuestra
cabeza y respiramos aliviados al ver cómo siguen su camino al encontrarse con
otro compañero al que pensamos menos afortunado.
Esto es un error.
Cuando un mando superior te
llama a su oficina para ofrecerte más responsabilidad se ha dado alguna de las
siguientes condiciones:
1)
Te
valoran.
Esta sería la condición ideal
de la llamada. Si te valoran es que algo harás que les gusta. Eso evidentemente
es bueno, te da poder ante ellos. Quieren darte más responsabilidad: es momento
de exigir siempre y cuando tengas la confianza de que no habrá un segundo
candidato y de lo que demandas sea coherente al trabajo que desempeñarás.
2)
Eres
la persona a la que menos cuesta formar o ya estás dentro de la empresa
Es decir, no te han buscado
específicamente, pero están contentos con tu trabajo y, ya que estás dentro (y
probablemente para ahorrarse una criba curricular) te ofrecen el puesto.
Es tu oportunidad de demostrar
lo que vales. Probablemente no puedas obtener un gran aumento de salario o
condiciones, pero por intentarlo que no quede. En el caso de que no sea posible
siempre puedes seguir sus condiciones.
3)
No
hay nadie más, y además a ti ya te tienen en nómina
Aunque no debería ser así esto
es un motivo recurrente en la promoción de trabajadores, en la que no se ofrece
aumento de salario pero sí de responsabilidad y a un sobreentendido aumento del
horario que no figurará nunca en ningún papel.
De ser así demandar lo que nos
corresponde no es una incoherencia ni un acto de subversión por parte del
empleado. No se trata de convertirse en un Robin Hood para darles motivos para
que te echen mañana, sino de hacer entender que desempeñas unas funciones de
acuerdo a un contrato con el que estás más o menos conforme, y que la
responsabilidad que te asignan no aparece en él.
Muchos trabajadores tienen
miedo a responder sinceramente a los jefes por miedo a represalias. Pero
trabajar en condiciones que no te satisfacen puede ser el error más grave de tu
vida, que te hará aborrecer lo que haces, a tus compañeros y, probablemente,
hasta a despertarte por las mañanas.
No tengas miedo a defender tu puesto de trabajo, el que tantos meses te costó encontrar. No se trata de hundir la empresa en la que trabajas, sino de no renunciar a tus derechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario